• “La tecnología LED permite dar servicio casi ‘a demanda’, pero aún queda mucho por hacer”

    Entrevista al ingeniero y experto en la mejora de la contaminación lumínica y profesor de la UPC, Manuel García Gil


“La tecnología LED permite dar servicio casi ‘a demanda’, pero aún queda mucho por hacer”


Entrevista al ingeniero y experto en la mejora de la contaminación lumínica y profesor de la UPC, Manuel García Gil

21 de julio de 2023

La contaminación lumínica producida por la iluminación artificial y sus efectos se lleva estudiando des de hace mucho tiempo. El ingeniero, profesor y miembro del Grupo de Estudios Luminotécnicos de la UPC (Universitat Politècnica de Catalunya) Manuel García Gil, es un experto en la cuestión. Él y su grupo participó en un sistema para evaluar la contaminación lumínica proveniente del alumbrado público en las ciudades a partir de imágenes obtenidas por satélite hace siete años. La tecnología led es un avance que, bien utilizada puede reducir los efectos de esta contaminación.

Manuel García Gil en una conferencia sobre la protección lumínica en la Sierra del Montsant, en Cataluña

Con la tecnología actual, el uso del led y otras opciones, se puede conseguir una iluminación más eficiente, coherente y sostenible. ¿Es suficiente?

La tecnología led ha permitido disponer de fuentes de luz más eficientes. Esto es innegable. Tanto des del punto de vista de generación de luz, de facilitar conducirla donde se quiere iluminar, así como en la gestión del servició lumínico. Lo cierto es que incide en todas las fases conceptuales del gasto energético.

Ya en la década de los 1940’s, el físico de los Países bajos, A.A. Kruithof estudió la influencia de la temperatura de color en el bienestar de las personas. Lo hizo debido a la introducción de los fluorescentes pero sus conclusiones son perfectamente actuales: para niveles lumínicos reducidos, como los que hay en la vía pública de las ciudades, los tonos de blanco más cálidos son los que proporcionan mayor bienestar. En pequeños municipios las necesidades son las mismas tanto en reducción del deslumbramiento, en el aumento de las uniformidades y en la acomodación de niveles y temperaturas de color.

¿Hace falta mejorar la selección de la tecnología aún más en espacios de protección especial y en parques naturales?

Si, tanto en los espacios protegidos lumínicamente como en sus zonas de influencia, hay que ser especialmente cuidadosos y seguir las pautas de los dictámenes científicos. Ahí están incluidos personal técnico y científico de muchas disciplinas: biólogos, físicos, astrofísicos, médicos, fisiólogos, diseñadores, ingenieros… y siempre, siempre, bajo el principio de prevención, sobre todo ante la introducción de una tecnología reciente como el led.

Usted participo des de la UPC en un sistema para evaluar la contaminación. ¿Ha servido para mejorar la protección del medio natural? ¿Hay conclusiones?

En realidad, hace muchos años que se estudian los efectos de la iluminación artificial en el medio ambiente. Casi 100. Des del punto de vista de la ingeniería, que es mi campo, se han hecho diversos estudios siempre poniendo el foco en los sistemas de iluminación. Las conclusiones son de diversa índole, aunque hay que destacar la obvia: no dejará de haber contaminación lumínica mientras haya iluminación artificial. Eso es evidente. Ahora bien, la magnitud de la afectación originada por la contaminación lumínica es muy distinta en función de la cantidad y tipología del alumbrado.

Enlazando con la pregunta anterior, siempre que sea posible debe instalarse iluminación que minimice la emisión de radiación azul en zonas especialmente sensibles. Se trata de ledes con emisión más cálida, conocidos como PC-Ámbar o led filtrado. Y no sirve cualquier filtro. En Cataluña ya existe una ley des del 2001 y un decreto des del 2015 que establece las obligaciones para instalar este tipo de led en zonas protegidas oficialmente como las áreas de influencia de l’Observatorio del Montsec, y los espacios protegidos de l’Alt Pirineu, Serra del Montsant i Aigüestortes i Estany de Sant Maurici.

Fuera de estas zonas, a pesar de estar a muchos kilómetros de las que son específicamente protegidas, hay que encontrar un equilibrio entre evitar la contaminación y la eficiencia energética. Para eso se utilizan ledes con ópticas que consigan un alto factor de utilización y con temperatura considerada cálida, de, como mucho de 3.000 K. Aquí el papel del ingeniero especialista es indispensable.

Actualmente se pueden visitar mapas interactivos donde encontrar zonas con baja contaminación lumínica

¿En general, se es consciente de esta contaminación lumínica?

Como pasa con la acústica, la contaminación lumínica la percibimos de forma habitual cuando nos afecta. Por lo tanto, somos conscientes de eso cuando nos molesta la luz de la calle que entra en nuestro dormitorio, cuando nos deslumbran los proyectores de una pista de pádel o cuando tenemos que recorrer 100 quilómetros des de las grandes ciudades para disfrutar de un cielo estrellado al natural.

El ser humano es un animal diurno. Siempre nos parece que nos falta luz por la noche. Pero para el ecosistema nocturno, una leve luz, como la de la luna ja supone niveles diferenciadores. En las grandes ciudades, su luz ha dejado de tener influencia por la gran contaminación lumínica que hay y esto ha hecho desaparecer totalmente los efectos de la cronobiología lunar de la que ya nos hablaban nuestros abuelos.

¿Ante el impulso de la transición energética se pueden dar por solucionados los problemas que comporta esta contaminación?

¡Ojalá! Pero no. Ahora bien, la tecnología led permite ajustar el servicio casi “a demanda”. Permite, vinculando los sistemas de generación de la luz y los de telegestión, optimizar mucho más el servicio que se proporciona. Eso es: reducir la relación de repercusión ambiental versus el servicio dado de forma que se pueden minimizar las repercusiones. Queda mucho por hacer, pero este es el camino ya que cada año evolucionan los sistemas y ledes utilizados.